Pensarlo Dos Veces
Con la espalda oprimida contra la pared Esteban caminó por la cornisa del edificio.
Abajo varios transeúntes se detuvieron a contemplar, con gran sorpresa, al potencial suicida que se hallaba diez pisos más arriba.
Unos se comunicaron con los bomberos, otros lo alentaban para que se arroje y algunos solo observaban atónitos el extraño espectáculo.
Cuando Esteban se alistaba a dejarse caer alguien lo llamó; era Adrián, amigo de Esteban y compañero de oficina.
Adrián, temblando al contemplar la tremenda altura a la que se hallaban, salió por una ventana y caminó también por la cornisa del edificio. Al llegar junto a su amigo intentó persuadirlo de arrojarse desde semejante altura.
- Espera, por favor - le replicó -. No tiene sentido lo que estás haciendo.
- ¿Cómo que no tiene sentido?. Mi vida es una porquería, nada me sale bien y encima Alejandra me dejó por otro tipo. Ya no quiero vivir más en este mundo de porquería.
Esteban hizo un movimiento como para tirarse.
- ¡Alto! - se apuró Adrián -. No lo hagas. Piensa que hay otros que están peor que vos.
- Bueno, - más tranquilo - en eso tienes razón.
Adrián respiró más aliviado ahora.
- Incluso yo tendría más razones que vos para estar mal y sin embargo estoy bárbaro – intentando convencerlo -.
- Cierto, eso es muy cierto. Te acaban de despedir del trabajo, Marisa nunca te correspondió, - de la cara de Adrián desapareció la eventual sonrisa que tenía - hace una semana entraron ladrones en tu casa y te desvalijaron, tu padre murió hace un año y tu madre esta tan enferma que ni siquiera te reconoce al verte.
En ese instante, y sin previo aviso Adrián se arrojó al vacío, encontrando su inevitable fin en el pavimento diez pisos abajo en donde, de manera estruendosa, se hizo mierda.
Abajo varios transeúntes se detuvieron a contemplar, con gran sorpresa, al potencial suicida que se hallaba diez pisos más arriba.
Unos se comunicaron con los bomberos, otros lo alentaban para que se arroje y algunos solo observaban atónitos el extraño espectáculo.
Cuando Esteban se alistaba a dejarse caer alguien lo llamó; era Adrián, amigo de Esteban y compañero de oficina.
Adrián, temblando al contemplar la tremenda altura a la que se hallaban, salió por una ventana y caminó también por la cornisa del edificio. Al llegar junto a su amigo intentó persuadirlo de arrojarse desde semejante altura.
- Espera, por favor - le replicó -. No tiene sentido lo que estás haciendo.
- ¿Cómo que no tiene sentido?. Mi vida es una porquería, nada me sale bien y encima Alejandra me dejó por otro tipo. Ya no quiero vivir más en este mundo de porquería.
Esteban hizo un movimiento como para tirarse.
- ¡Alto! - se apuró Adrián -. No lo hagas. Piensa que hay otros que están peor que vos.
- Bueno, - más tranquilo - en eso tienes razón.
Adrián respiró más aliviado ahora.
- Incluso yo tendría más razones que vos para estar mal y sin embargo estoy bárbaro – intentando convencerlo -.
- Cierto, eso es muy cierto. Te acaban de despedir del trabajo, Marisa nunca te correspondió, - de la cara de Adrián desapareció la eventual sonrisa que tenía - hace una semana entraron ladrones en tu casa y te desvalijaron, tu padre murió hace un año y tu madre esta tan enferma que ni siquiera te reconoce al verte.
En ese instante, y sin previo aviso Adrián se arrojó al vacío, encontrando su inevitable fin en el pavimento diez pisos abajo en donde, de manera estruendosa, se hizo mierda.