04 agosto 2006

Pensarlo Dos Veces

Con la espalda oprimida contra la pared Esteban caminó por la cornisa del edificio.
Abajo varios transeúntes se detuvieron a contemplar, con gran sorpresa, al potencial suicida que se hallaba diez pisos más arriba.
Unos se comunicaron con los bomberos, otros lo alentaban para que se arroje y algunos solo observaban atónitos el extraño espectáculo.
Cuando Esteban se alistaba a dejarse caer alguien lo llamó; era Adrián, amigo de Esteban y compañero de oficina.
Adrián, temblando al contemplar la tremenda altura a la que se hallaban, salió por una ventana y caminó también por la cornisa del edificio. Al llegar junto a su amigo intentó persuadirlo de arrojarse desde semejante altura.
- Espera, por favor - le replicó -. No tiene sentido lo que estás haciendo.
- ¿Cómo que no tiene sentido?. Mi vida es una porquería, nada me sale bien y encima Alejandra me dejó por otro tipo. Ya no quiero vivir más en este mundo de porquería.
Esteban hizo un movimiento como para tirarse.
- ¡Alto! - se apuró Adrián -. No lo hagas. Piensa que hay otros que están peor que vos.
- Bueno, - más tranquilo - en eso tienes razón.
Adrián respiró más aliviado ahora.
- Incluso yo tendría más razones que vos para estar mal y sin embargo estoy bárbaro – intentando convencerlo -.
- Cierto, eso es muy cierto. Te acaban de despedir del trabajo, Marisa nunca te correspondió, - de la cara de Adrián desapareció la eventual sonrisa que tenía - hace una semana entraron ladrones en tu casa y te desvalijaron, tu padre murió hace un año y tu madre esta tan enferma que ni siquiera te reconoce al verte.
En ese instante, y sin previo aviso Adrián se arrojó al vacío, encontrando su inevitable fin en el pavimento diez pisos abajo en donde, de manera estruendosa, se hizo mierda.

Dr. CroW