Figuritas De Cristal

Despertar a tu lado sin duda tiene un sabor diferente. El sol entra por los postigos que olvidamos anoche abiertos y juega sobre tu colección de animales de cristal produciendo hipnóticas figuras en el techo y las paredes.
Hago lo posible por no despertarte al levantarme y doy unos pasos antes de dejarme caer desnudo sobre la montaña de almohadones a unos metros de la cama. Te veo dormir y suspiro satisfecho. Peleamos contra demasiadas cosas para poder despertar hoy acá.
Te observo absorto mientras soñas y adivino tus formas debajo de las sábanas revueltas, una pierna por aquí, un pecho por allá, intentan escapar en un amanecer que sin duda posee otra aroma.
“Me quedaría así para siempre” pienso mientras me acomodo entre los almohadones y te veo girar en la cama para dejar expuestas tus nalgas, que se me ofrecen rosadas y apetitosas. “Para siempre” retumba de nuevo en mi cabeza.
La habitación se llena cada vez mas de luz y calor. La mañana no parece interesada en detenerse con migo a admirar el espectáculo que me ofreces sin saberlo, pero yo apenas recuerdo que afuera hay un mundo que sigue girando en su mecánica rutina.
Te volteas nuevamente y abrís los ojos que recorren cuidadosamente todo el entorno hasta llegar a mi para detenerse. La sonrrisa que me regalas es el preámbulo de lo que no quería escuchar “Es tarde, tenés que irte, ya debe estar por llegar”.
“Para siempre” repito en silencio cuando lo cruzo en las escaleras.